Estrategia multi-vintage
¡Hola a todos!
La presente publicación contiene extractos de un reporte enviado a nuestros inversionistas a mediados de junio del 2025.
Invertir en venture capital exige más que convicción; requiere estructura, disciplina y visión de largo plazo. El concepto de vintage se refiere, de manera general, al año calendario en el que un fondo inicia su proceso de inversión. Este punto de partida marca el entorno macroeconómico bajo el cual se toman decisiones iniciales y, más determinantemente, el ciclo tecnológico al cual estará expuesto el fondo. Por lo tanto, el vintage influye en gran medida en los retornos que ese fondo podrá generar a lo largo de su ciclo de vida.
En entornos caracterizados por alta volatilidad, ciclos económicos impredecibles y una marcada iliquidez, una estrategia multi-vintage es una condición necesaria para lograr retornos sostenibles. La forma en la que se asigna capital a lo largo del tiempo cobra una relevancia crítica en dónde la disciplina de inversión deja de ser una opción para convertirse en una estrategia fundamental para navegar complejidades del asset class, mitigar riesgos, y lograr resultados consistentes.
La dinámica del venture capital exige diversificación
Como otros tipos de activos, el venture capital tiene una naturaleza cíclica en sus retornos. Si bien, el desarrollo de la tecnología y la innovación no se detienen, hay características del ecosistema que contribuyen en la construcción de retornos. En la gráfica a continuación podemos ver como los resultados de venture capital han cambiado en diferentes vintages:
Gráfica 1:

Cada vintage captura un conjunto específico de condiciones como valoraciones de entrada, disponibilidad de capital, niveles de competencia y perspectivas de operaciones de salida (exits). Según Pitchbook, el ambiente de inversión para los inversionistas continúa siendo uno de los mejores en muchos años (ver gráfica 2). Esto quiere decir que los inversionistas invierten a mejores términos y condiciones actualmente que en periodos de mayor exuberancia. Esto da lugar a que la heterogeneidad de los resultados entre vintages sea notoria, incluso entre fondos gestionados por las mismas firmas.
Gráfica 2:

La estrategia multi-vintage responde a esta dinámica con una lógica de construir exposición diversificada en el tiempo, promediando múltiples entornos de inversión. De esta forma, se reduce la dependencia de las condiciones puntuales de un año específico, o de un grupo de años, y se habilita una participación más estable y sostenida en este tipo de activo.
La historia del venture capital demuestra la importancia de invertir a través de los ciclos
La historia del venture capital está marcada por ciclos de auge, contracción y recuperación (ver gráfica 3). Desde la burbuja punto-com hasta la corrección post 2021, los vintages han mostrado una fuerte correlación con el contexto macro en el momento de inicio. Por ejemplo, las inversiones realizadas tras la crisis financiera global de 2008 y tras la caída de 2000 generaron algunos de los mejores retornos históricos (NVCA, 2025).
Gráfica 3:

En el gráfico anterior se pueden identificar distintos momentos de auge y dispersión en los retornos de los fondos de venture capital del cuartil superior. Las barras amarillas muestran el rendimiento de estos fondos, mientras que la línea azul representa el comportamiento del Nasdaq Composite. La línea negra ilustra la diferencia entre los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 y 2 años, y las áreas verdes sombreadas indican los períodos dorados del venture capital. Un patrón relevante en esta visualización es que las inversiones realizadas en momentos de inversión de la curva —cuando los bonos a 2 años rinden más que los de 10— tienden a coincidir con contextos recesivos, históricamente vistos como señales de alerta macroeconómica. Sin embargo, estos mismos periodos han sido también algunos de los más fértiles para el venture capital, dado que marcan el inicio de ciclos con valoraciones más racionales, menor competencia y mayores oportunidades de retorno.
Los fondos lanzados en entornos recesivos, donde las valoraciones son más atractivas y la competencia disminuye, tienden a mostrar retornos superiores. En la gráfica 4, podemos ver como los fondos con vintages durante y posterior a la crisis del 2008 tienen resultados extraordinarios por condiciones de mercado favorables. Por el contrario, los vintages formados en fases de euforia enfrentan valoraciones infladas, exceso de capital y resultados más dispersos.
Gráfica 4:
Este comportamiento cíclico refuerza el argumento contra las estrategias de un solo vintage. Intentar hacer market timing en venture capital ha demostrado ser ineficaz: según un análisis de Cambridge Associates, evitar los tres peores vintages entre 1986 y 2010 habría mejorado el rendimiento en 3.2%, mientras que perderse los tres mejores lo habría reducido en 6.1%, un efecto negativo mucho más pronunciado (UBS, 2025).
Una arquitectura multi-vintage permite construir portafolios diversificados, disciplinados y autosuficientes
En el venture capital existen múltiples formas de lograr una estrategia diversificada. Por ejemplo, seleccionar varios fondos y gestores, seleccionar diferentes sectores, buscar diferentes geografías o invertir en diferentes etapas de las compañías. Lo anterior es altamente importante, pues existe valor por ser capturado en todas estas estrategias. Pero deja por fuera la variable de tiempo, una de las principales herramientas disponibles para diversificar.
La estrategia multi-vintage incorpora precisamente esa dimensión del tiempo como eje central de diversificación. Consiste en comprometer capital de forma consistente a lo largo de múltiples años de inversión, construyendo exposición a distintos vintages que reflejan diversos contextos macro, ciclos de mercado y ciclos tecnológicos. A diferencia de una asignación puntual, esta aproximación permite mitigar el riesgo asociado al timing del mercado, capturar oportunidades en entornos heterogéneos y generar una base más estable para el retorno del portafolio.
No obstante, esta estrategia debe contar con un alto nivel de disciplina y sofisticación. La disciplina necesaria para ejecutar una estrategia de diversificación por vintage no solo es un requisito operativo, sino una ventaja estratégica en sí misma. En un entorno donde predominan las respuestas emocionales, como el "fear of missing out" (FOMO) en ciclos de euforia o el "fear of losing money" (FOLM) en momentos de corrección, la capacidad de sostener compromisos anuales constantes se traduce en una exposición sistemática y deliberada a distintas condiciones de mercado. Esta consistencia, lejos de ser pasiva, permite capturar oportunidades tanto en fases expansivas como en entornos adversos, y representa una fuente diferenciadora de ventaja competitiva. Así, la disciplina no es solo prudencia, y se convierte en una estrategia activa de posicionamiento a largo plazo.
Uno de los beneficios estructurales menos visibles pero más determinantes de una estrategia multi-vintage es su capacidad para construir portafolios autosuficientes. Al invertir en diferentes vintages, los fondos más antiguos empiezan a distribuir capital justo cuando los fondos con compromisos más recientes inician sus llamados. Este efecto de reciclaje interno reduce la dependencia de nuevos aportes de capital externo y permite sostener el ritmo de inversión incluso en ciclos de menor liquidez o actividad. Esta dinámica, repetida de manera estructural, permite al inversionista diseñar programas que no solo son más eficientes en la asignación de recursos, sino también más resilientes ante entornos adversos. Adicionalmente, garantiza que el inversionista siempre satisfaga el cumplimiento del objetivo financiero detrás del venture capital: apreciación del capital de manera compuesta y de largo plazo.
Nuestras Conclusiones
En un asset class marcado por ciclos impredecibles, ventanas de salida inciertas y una alta dispersión de retornos, adoptar una estrategia mult-ivintage es una decisión estructural que define la solidez de la asignación de capital a venture capital. Este enfoque permite mitigar la exposición a un solo entorno económico y tecnológico, generar eficiencia en la gestión de liquidez y posiciona al portafolio para capturar oportunidades a través de los distintos ciclos. A diferencia de las apuestas puntuales, invertir de forma disciplinada año tras año permite construir un portafolio resiliente, menos expuesto a shocks idiosincráticos y más preparado para capturar retornos asimétricos.
Invertir exclusivamente en un solo año o fondo expone al portafolio a tres riesgos estructurales: el riesgo de market timing, la concentración excesiva de capital y la presión sobre la liquidez. La estrategia multi-vintage no solo corrige estos riesgos, sino que crea una arquitectura de inversión más robusta, en la que los flujos se equilibran naturalmente entre llamados de capital y distribuciones, y donde la participación en ciclos adversos deja de ser una amenaza para convertirse en una fuente de ventaja competitiva.
Nuestro segundo fondo de fondos tiene como objetivo construir exposición a nuevos fondos, gestores y vintages. Nuestra estrategia se centra en identificar a aquellos gestores que no solo comprendan el contexto macro actual, sino que también demuestren una capacidad clara para posicionarse frente a los cambios estructurales que definen la frontera de la innovación. En un entorno dinámico y altamente competitivo, la capacidad de navegar ciclos y anticipar transformaciones tecnológicas será determinante para generar retornos extraordinarios.